MENSAJES DE REFLEXION

Tareas de la casa para niños acorde a su edad



Recuerdalos siempre!!!



Padres:
Resultado de imagen para mensajes de reflexion para padres

CUANDO TU...

dejame cometer errores               

Le Pedí a Dios


Le pedí a Dios que me quitara el ORGULLO, me dijo “NO”
Eso no es algo que yo debo quitarte, sino que tú tienes que ENTREGAR
Le pedí a Dios que me concediera PACIENCIA, me dijo “NO”
La paciencia es producto de la tribulación, no se concede, se CONQUISTA.
Le pedí a Dios FELICIDAD, me dijo “NO”
Yo te doy las BENDICIONES, la FELICIDAD depende de ti.
Le pedí a Dios que me evitara todo DOLOR, me dijo “NO”
El dolor y el sufrimiento, te APARTAN de las preocupaciones mundanas y te ACERCAN a MÍ.
Le pedí a Dios, que hiciera CRECER MI ESPÍRITU, me dijo “NO”
Debes CRECER integralmente, YO te daré la ayuda que necesitas.
Le pregunté a Dios si me AMABA, me dijo “SÍ”
Como será el AMOR que tengo por ti que envíe a mi hijo Jesucristo a morir por ti en la cruz del calvario. (Juan 3:16).
Le pedí a Dios que me ayude AMAR A OTROS, como ÉL AMA y me dijo:
“Me haces Feliz, porque estas empezando a aprender"
En la reunión de padres de familia de una escuela, la directora resaltaba el apoyo que los padres deben darle a los hijos.
Ella entendía que aunque la mayoría de los padres de la comunidad eran trabajadores, debían encontrar un poco de tiempo para dedicar y pasar con los niños.
Sin embargo, la directora se sorprendió cuando uno de los padres se levantó y explicó, que él no tenía tiempo de hablar con su hijo durante la semana.
Cuando salía para trabajar era muy temprano y su hijo todavía estaba durmiendo y cuando regresaba del trabajo era muy tarde y el niño ya estaba acostado.
Explicó además, que tenía que trabajar de esa forma para proveer el sustento de la familia.
Dijo también que el no tener tiempo para su hijo lo angustiaba mucho e intentaba reemplazar esa falta dándole un beso todas las noches cuando llegaba a su casa y para que su hijo supiera que él le había ido a ver mientras dormía, hacía un nudo en la punta de la sábana.
Cuando mi hijo despierta y ve el nudo, sabe que su papá ha estado allí y lo ha besado. El nudo es el medio de comunicación entre nosotros.
La directora se emocionó con aquella singular historia y se sorprendió aún más cuando comprobó que el hijo de aquel hombre era uno de los mejores alumnos de la escuela.
Este hecho nos hace reflexionar sobre las muchas formas en que las personas pueden hacerse presentes y comunicarse con otros.
Aquél padre encontró su forma, una forma simple pero eficiente. Y lo más importante es que su hijo percibía a través del nudo, todo el afecto de su papá.
Algunas veces nos preocupamos tanto con la forma de decir las cosas que olvidamos lo principal que es la comunicación a través del sentimiento.
Simples detalles como un beso y un nudo en la punta de una sábana, significaban para aquél hijo, muchísimo más que un montón de regalos o disculpas vacías.
Es válido que nos preocupemos por las personas, pero lo más importante es que ellas sepan y puedan sentir nuestra preocupación y cariño por ellas.
Para que exista la comunicación, es necesario que las personas “escuchen” el lenguaje de nuestro corazón, ya que los sentimientos siempre hablan más alto que las palabras.
Es por ese motivo que un beso, revestido del más puro afecto, cura el dolor de cabeza, el golpe de la rodilla o el miedo a la oscuridad.
Las personas tal vez no entiendan el significado de muchas palabras, pero saben distinguir un gesto de afecto y amor, aunque ese gesto sea solamente un nudo en la sábana. Un nudo cargado de afecto, ternura y amor.
“Vive de tal manera que cuando tus hijos piensen en justicia, cariño, amor e integridad, piensen en ti”
¡Qué duro es ver nuestros errores como padres desde otra perspectiva!
Era miércoles, 8:00 a.m., llegué puntual a la escuela de mi hijo.  
- No olviden venir a la reunión, es obligatoria - fue lo que la maestra escribió en el cuaderno del niño.  
- ¡Pues qué cree la maestra! ¿cree que podemos disponer del tiempo a la hora que ella diga? si supiera qué importante era la reunión que tenía a las 8:30 a.m., de aquí dependía un buen negocio y... ¡tuve que cancelarla!...
Ahí estábamos todos, papás y mamás, la maestra empezó puntual, agradeció nuestra presencia y empezó a hablar.
No recuerdo qué dijo, mi mente estaba pensando cómo resolver lo de ése negocio, probablemente podríamos comprar una nueva televisión con el dinero que recibiría.  
Juan Rodríguez!... escuché a lo lejos. ¿no está el papá de Juan Rodríguez? dijo la maestra.  
- Sí, sí, aquí estoy!! contesté pasando a recibir el boletin de mi hijo. 
Regresé a mi silla y me dispuse a verla.  
- ¿Para esto vine? ¿Qué es esto?...  
El boletín  estaba llena de rojos 08 y 07. guardé las calificaciones inmediatamente, escondiéndola para que ninguna persona viera las pésimas calificaciones de mi hijo.
De regreso a la casa aumentó más mi coraje a la vez que pensaba...., ¡si le doy todo! ¡nada le falta ¡ahora sí le va a ir muy mal!...  
Me estacioné y salí del carro, entré a la casa, tiré la puerta y grité:   
- Ven acá Juan!!!  
Juan estaba en su recámara y corrió a abrazarme.
- ¡Papi!...  
- ¡Qué papi, ni que nada! - lo retiré de mí, me quité el cinturón y no sé cuantos latigazos le di, al mismo tiempo que decía lo que pensaba de él.  
¡¡¡¡ Y te me vas a tu cuarto!!! - terminé. 
Juan se fue llorando, su cara estaba roja y su boca temblaba.  
Mi esposa no dijo nada, solo movió la cabeza negativamente y se fue...  
Cuando me fui a acostar, ya más tranquilo, mi esposa me entregó otra vez   la libreta de calificaciones de Juan, que estaba dentro de mi saco y me dijo: léela despacio y después toma tu decisión...  
Ésta decía así:  
Boletín de calificaciones para el papá  
ItTiempo que le dedica a su hijo
Calificación
de 0 a 20 
1En conversar con él a la hora de dormir08
2En jugar con él07
3En ayudarlo a hacer la tarea08
4En salir de paseo en familia07
5En contarle un cuento antes de dormir08
6En abrazarlo y besarlo07
7En ver la televisión con él08

él me había puesto ochos y sietes, a mí!!! Yo me hubiese calificado con menos de cinco...  
me levanté y corrí a la habitación de mi hijo, al verlo quise llamarlo y se me hizo un nudo en la garganta y dos gruesas lágrimas rodaron por mi mejilla en ese instante lo abracé y lloré...quería regresar el tiempo, pero era imposible...  
Juanito abrió sus ojos, aún estaban hinchados por sus lágrimas, me   sonrió, me abrazó y me dijo: ¡te quiero papi! cerró sus ojos y se durmió.
¡Que duro es ver nuestros errores como padres desde esta perspectiva!....
démosle el valor a lo que realmente es de valor para nosotros: nuestra familia!!!
Hay muchas personas que desean un hijo y no lo tienen, Dios te dio una familia apréciala, amala, compréndela.


 DE UN PADRE A SU HIJO... 


 Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor. Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta. Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté por los cabellos y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.
Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te despediste de mí tímidamente y yo solo te advertí que no te portaras mal.
Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puestos unos pantalones nuevos y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos, que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte. Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mí te indiqué que caminaras erguido.
Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa. A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y subí a mi cuarto.
Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que
había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una
caricia, pero no pude.
¿Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido?
Luego escuché unos golpecitos en la puerta. "Adelante" dije adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación.
Te miré con seriedad y pregunté: ¿Te vas a dormir?, ¿vienes a despedirte?
No contestaste... Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente.
Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla. Sentí que mi alma se quebrantaba. "Hasta mañana, papito" me dijiste.
¿Qué es lo que estaba haciendo?, ¿por qué me desesperaba tan fácilmente?
Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mí y ciertamente no eras igual.
Tú tenías unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno y sobre todo, sabías demostrar amor. ¿Porqué me costaba tanto trabajo?, ¿porqué tenía el hábito de estar siempre enojado? ¿Qué es lo que me estaba aburriendo? Yo también fui niño. ¿Cuándo fue que comencé a contaminarme?
Después de un rato entré a tu habitación y encendí una lámpara con cuidado. Dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé. Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce. No pude contener el sollozo y cerré los ojos. Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste. Me puse de rodillas y le pedí Perdón al Señor en silencio. Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación. Al día siguiente, tu también me perdonaste.
Si Dios me escucha y te permite vivir muchos años, algún día
sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo,
ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores,
te amo más que a mi vida..



      “SEÑOR HAZME COMO UN TELEVISOR”


Un niño meditando en su oración, concluyo: “Señor esta noche te pido algo especial…
Convertirme en un televisor, quisiera ocupar su lugar. Quisiera vivir lo que vive la tele de mi casa.
Es decir, tener un cuarto especial para mi y reunir a todos los miembros de mi familia a mi alrededor.
Ser tomado en serio cuando hablo. Convertirme en el centro de atención al que todos quieran escuchar sin interrumpir ni cuestionarle. Quisiera sentir el cuidado especial que recibe la tele cuando algo no funciona...
Y tener la compañía de mi Papá cuando llega a casa, aunque este cansado del trabajo. Y que mi Mamá me busque cuando este sola y aburrida, en lugar de ignorarme. Y que mis hermanos se peleen por estar conmigo...
Y que pueda divertirlos a todos, aunque a veces no les diga nada. Quisiera vivir la sensación de que lo dejen todo por pasar unos momentos a mi lado.
Señor no te pido mucho. Sólo vivir lo que vive cualquier televisor...
(Con quién pasas más tiempo ¿con el televisor o con tus hijos? )


No hay comentarios:

Publicar un comentario